El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, presentó su tan esperado plan de paz en el Medio Oriente, prometiendo mantener a Jerusalén como la capital indivisa de Israel.
El anuncio conjunto se produjo cuando Trump y Netanyahu enfrentaron desafíos políticos en casa. Trump es objeto de un juicio político en el Senado de los Estados Unidos, mientras que el primer ministro israelí retiró el martes su intento de inmunidad por cargos de corrupción. 

Ambos niegan haber hecho algo malo. David Friedman, el embajador de Estados Unidos en Israel, dijo que el momento del anuncio no estaba vinculado a ningún desarrollo  y que había estado "completamente cocido" por algún tiempo. Más de 400,000 israelíes viven en asentamientos de Cisjordania.


 Esos asentamientos se consideran ilegales según el derecho internacional, aunque Israel lo niega. Friedman dijo que Israel "no tuvo que esperar en absoluto" para avanzar con la anexión.