Se trata de un medicamento, llamado clomipaprina  que se comercializaba en los años 80 y que generaba este extraño inconveniente al bostezar.

Debido a la gran curiosidad que generó este efecto secundario muchos expertos decidieron estudiarla y, según publicaron en el Canadian Journal of Psychiatry, se debía a que el efecto de la clomipramina sobre la reabsorción de serotonina provocaba un aumento en los niveles del neurotransmisor en el cerebro. El exceso del mismo era el responsable de algunos patrones del cuerpo como los bostezos o la respuesta sexual espontánea.Saber más