Las estadísticas indican que los procedimientos de cirugía estética han aumentado en más de cuatrocientos por ciento en los últimos quince años.
En nuestro país, donde la “rumba abierta para baile” es la normativa vigente, un editorial de este periódico, 22 de julio del presente, señala que “la cirugía plástica se ha convertido en actividad comercial que explotan médicos auténticos, pero también profanos y farsantes…”. Concluye el editorial invitando la intervención inmediata de las autoridades y organizaciones competentes.
Se están exigiendo reglamentaciones y parámetros inequívocos que mantengan alejados del quirófano a los embaucadores. De esa manera, se evitarían las terribles consecuencias de la falta de capacidad y consideraciones deontológicas en tan delicada especialidad.
