Cómo los búhos pueden girar la cabeza hasta 270 grados

Descubren las adaptaciones biológicas que permiten a estas aves rotar el cuello de forma escalofriante sin hacerse daño.
Ilustración de las arterias cervical y cefálica del búho La primera variación anatómica fue descubierta en el cuello búho, donde una de las principales arterias que alimentan el cerebro pasa a través de unos orificios en las vértebras. Las cavidades huecas eran diez veces más anchas que la arteria vertebral que la atravesaba. Este espacio extra crea un conjunto de bolsas de aire de amortiguación que permiten a la arteria moverse cuando el búho retuerce el cuello.

 La adaptación se encuentra en doce de las catorce vértebras cervicales en el cuello del búho. Sin embargo, en los humanos la arteria vertebral abraza las cavidades huecas en el cuello. Además, entre otros hallazgos, los científicos encontraron pequeñas conexiones entre los vasos de las arterias carótida y vertebral que permiten que la sangre se intercambie entre los dos vasos sanguíneos. Esto permite al flujo de sangre llegar al cerebro sin interrupciones, incluso si una ruta está bloqueada durante una rotación extrema del cuello. Los investigadores planean ahora examinar la anatomía del halcón para ver si otras especies de aves poseen las mismas características adaptativas para rotar la cabeza.
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