El hombre que quería morir en la silla eléctrica

Sus últimas palabras antes de ser ejecutado en la silla eléctrica fueron “besen mi trasero”, luego sonrió.
Robert Gleason, un reo que amenazó con seguir matando si no lo ejecutaban, finalmente se salió con la suya. Fue condenado a cadena perpetua en 2007 por asesinato.

Desde entonces afirmó que prefería morir en la silla eléctrica que pasar el resto de sus días encerrado la Correccional de Jarratt, en el estado de Virginia. Para lograr su propósito, en 2009 mató a su compañero de celda, un hombre de 63 años con problemas mentales. Gleason había advertido que estaba cansado de su compañero y que quería cambiar de celda, pero como los carceleros no aceptaron su petición resolvió atarlo, golpearlo y estrangularlo.

 En declaraciones a la prensa, Gleason pidió ser ejecutado rápidamente para dejar de matar, según el Death Penalty Information Center. Pero ante la demora en la sentencia, al año siguiente también estranguló a otro interno de 26 años. Gleason, de 42 años, afirma que él sólo mata a criminales. “No digo que sea una mejor persona por asesinar delincuentes, pero nunca mataría a personas inocentes. Mato a personas parecidas a mi”, confesó.
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