Juana alias “La Peque” trabajó para el temible cartel narco mexicano Los Zetas. y Presume que le gustaba tener relaciones con los decapitados y después tomar de su sangre.
Presume que le gustaba tener relaciones con los decapitados y después tomar de su sangre. En libertad perteneció a un brutal cártel delictivo. En este relato, Juana narra las distintas estaciones por las que transitó y que la condujeron de la libertad al encierro carcelario; del sexo servicio al halconeo, como le llaman en el argot del crimen organizado a las tareas de contraespionaje de militares y policías.

 Si hay algo a lo que Juana le tiene miedo es a que le corten las orejas pedacito por pedacito. Como si fueran páginas de periódico a que solamente se les quiere recortar las erres. Su niñez no se asoma por ningún lado. Pareciera haber abandonado el encierro del vientre materno siendo un adulto. Y una vez fuera del útero trabajó de cocinera, mesera, sexoservidora y halcona del Cártel,