“Yo siempre le decía: Mi hijo, ten cuidado, porque por ahí hay muchos locos”, recuerda la madre, quien dice que su hijo le respondía: “Ay mami, tú siempre estás pensando y diciendo que el Señor te dijo, y que tú sientes. No mami, eso no es ná’, yo estoy tranquilo”.
“El venía el mes que viene a buscarme”, dice Montero, de 42 años, al referirse a que estaba en proceso de obtener sus papeles migratorios para irse a vivir a los Estados Unidos por pedido de su hijo Oscar Aracena, de 26, hoy asesinado.